lunes, 26 de noviembre de 2012

El motor de la economía española


Las plantas españolas han perdido un 8% de empleos entre el 2007 y el 2011 frente al 23% de la industria en general
La industria del automóvil resiste los embates de la crisis gracias a la flexibilidad de su producción
Los expertos alertan del «desequilibrio» entre la exportación (el 90% de lo que se produce) y la demanda interna

Hay un motor que tira de la economía española, y ese es el automóvil. Un sector que ha logrado resistir los embates de la crisis y ha escapado del desplome general de la actividad industrial, tanto en términos de productividad como de empleo. Las 16 plantas de automóviles repartidas por la geografía española -pertenecientes a ocho grupos automovilísticos- han sabido adaptar tanto su nivel de producción como los costes laborales para mantenerse firmes en medio de una tormenta que se originó allá por el 2007.
Desde entonces, y hasta el 2011, las fábricas españolas de turismos, vehículos comerciales ligeros e industriales pesados han sufrido una pérdida de empleo de alrededor del 8%, frente al 23% de la industria en su conjunto, según datos de la Asociación Nacional de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac). Es más, muchas plantas españolas han conseguido amarrar una porción de su futuro con contratos de producción que garantizan carga de trabajo e, incluso, generación de nuevos empleos. El último caso ha sido el de Renault España, que ha conseguido adjudicarse el Plan Industrial 2012-2014, que implica la creación de 1.300 nuevos empleos en sus tres plantas españolas. Hay más ejemplos. Iveco logró atraer el pasado verano una inversión de 500 millones de euros para los cuatro próximos años que permitirá duplicar su producción y aumentar la plantilla en 1.200 trabajadores. La planta de Almussafes (Valencia) será una de las grandes beneficiadas del plan de reestructuración que Ford llevará a cabo en Europa: parte de la producción de Genk (Bélgica) se trasladará a Valencia a partir del 2014.
La supervivencia del automóvil español se explica en parte por su alta capacidad de adaptación a las circunstancias. Muchas plantas han tenido que recurrir a los ERE -en su mayoría temporales- para adaptar la producción a la demanda de cada momento y reducir los costes laborales mediante rebajas salariales y ampliación de jornadas. Por eso, y pese a estar geográficamente situada en la 'periferia' europea, España ha resistido las amenazas de deslocalización que se cernían sobre el sector con la entrada en la Unión de países del Este. «Es más, somos receptores de deslocalización europea porque estamos en la 'pole position' de la industria», destaca Manuel García Salgado, responsable de la Secretaría Federal de MCA-UGT.
De hecho, España se ha convertido en una especie de reserva 'low cost' en el panorama automovilístico europeo, lo que sin embargo no ha conllevado una destacable conflictividad laboral. «Tenemos una amplia cultura de acuerdos sindicales con la empresa. Cultura de negociación, en suma», asegura García Salgado. «Eso sí -añade-, nos preocupan algunos aspectos de la reforma laboral que puedan destruir esa cultura de la negociación». Para mantener esa paz social, Anfac recomienda seguir dando «prioridad absoluta al convenio de empresa en todas las materias objeto de negociación».
Los fabricantes se han puesto en la punta de lanza del proceso «reindustrializador» de España, plasmado en un plan que pretende recuperar la cifra de 3 millones de vehículos producidos, frente a los menos de 2 con que se prevé cerrar el 2012 (hasta octubre la cifra era de 1,6). El Plan 3 Millones elaborado con Anfac realiza un diagnóstico del sector en España y analiza sus fortalezas y debilidades. Entre las primeras, destaca su aportación al PIB nacional (un 10%), la alta tasa de empleo estable (en el 2011 el 85% del empleo directo de los fabricantes era indefinido), su apuesta por el I+D (el sector ostenta el 12% de la inversión total en España) y su buen posicionamiento en el mercado europeo (segundo fabricante por detrás de Alemania y primero en vehículos comerciales e industriales). «Esta es la verdadera 'Marca España'», señalaba hace poco Mario Armero, vicepresidente de la asociación.
Eliminar aranceles
«Somos un país que lo ha hecho bien, y que cuenta con un importante tejido de proveedores alrededor de las plantas de fabricación», añade García Salgado. El sindicalista advierte sobre uno de los puntos débiles del sector en España: el 90% de la producción se destina al mercado exterior. Y este está dando síntomas de agotamiento. Entre enero y septiembre las exportaciones del sector de la automoción (automóviles, motocicletas y también componentes) se redujeron en un 11,3% respecto al mismo periodo del año anterior. «Es un problema el desequilibrio que hay entre la exportación y la demanda interna», reconoce García Salgado. Del total de ventas al exterior, la mayor parte tiene como destinatarios a otros países europeos (un 82,8%).
En su análisis del sector, Anfac aboga por «aprovechar las negociaciones bilaterales a través de los Tratados de Libre Comercio para conseguir eliminar aranceles» y abrir así nuevos mercados más allá de Europa. Empresas, sindicatos y analistas resaltan la necesidad de mantener la inversión en I+D para crear un producto de alto valor añadido y poder plantar cara a la competencia de países que fabrican a un menor coste.

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